Hoy os quiero compartir este texto precioso en donde Amaia Ibarguen se despide de su abuela. ¡Gracias Amaia por compartirlo conmigo y por permitirme compartirlo en esta página!
Hoy es un día triste.
Hoy una parte de mí que fue creciendo con ella está triste y parece que no se quiere levantar de la cama.
Esa parte de mí está perezosa, apática, acurrucada y ante todo decaída.
Esa parte de mí quiere gritar a los cuatro vientos, ¿Para qué nos hacemos viejos y morimos?¿Para qué tengo que oír “es la edad¨, ¨para que unos vengan otros se tienen que ir¨?..
Ya lo sé, pero me da igual.
Me da igual que haya tenido 88 años, sigue siendo mi abuela y para esa parte mía aún es joven.
Mi adulto lo sabe pero mi niña, esa parte que fue nutriéndose del amor de esa persona, no ve las arrugas y cicatrices del alma que ha tenido ella.
Así que aquí estoy, escribiendo para que mi adulta le informe a esa niña decaída que nuestro cuerpo tiene “fecha de caducidad”. Pero que nuestro alma o dicho de otra manera, la energía que mueve ese latido sigue entre nosotras.
Y así es. Las dos las sentimos.
Amaia la grande y Amaia la pequeña, aunque no la podamos tocar.
Y eso duele…duele muy dentro…
Amuma no puedo abrazarte, no puedo darte los besos que me faltan aún por dar.
Amuma no puedo mostrarte tantas cosas, pero sí que puedo trasmitirte desde mi latido, desde mi alma, que te he querido, te quiero y te querré independientemente de donde estés.
¡Te voy a echar de menos…mucho!
Ademas, me gustaría darte las gracias por nutrir esa parte, que hoy esta triste. Con tus bromas, caricias, miradas de complicidad y consejos que me diste desde tu corazón.
Hoy, esas palabras las guardo dentro de mí.
Me autoregalo cada recuerdo que tengo contigo.
Eskerrikasko amuma por ser esa mujer valiente, fuerte y alegre, toda esa energía también esta en mí.
Figúrate, las lágrimas son de tristeza pero también son gotas llenos de momentos inolvidables; que hoy quiero recordar, sintiéndolas.
Y por ultimo, amuma agur.
Agur a esos abrazos.
Agur a esa mirada de brujita.
Agur a tu voz y agur a tus caricias, para dormir, cuando mi madre no podía estar conmigo.
Agur amuma, agur betirako!
Con esta lágrima me despido de ti, de nuevo, y hago público mi adiós desde mis dos Yo.
La Adulta y la Niña que siguen estando tristes a pesar de ser feliz de haberte tenido en mi vida.
Amuma todo pasa y esta tristeza tambien pasará.
Asko gutsut!
– Amaia Ibarguen
Enfermera y Counsellor-Terapeuta Humanista Integrativa
Guernika-Lumo